jueves, 4 de junio de 2009

MI VIOLÍN DE INGRES


«Fotografío las cosas que no quiero pintar, cosas que de por sí existen.»


Man Ray


Descubro casualmente que al decir “El violín de Ingres” además de referirnos a la preciosa fotografía de Man Ray (1924) conocida por “casi” todos en la que aparece una mujer desnuda llevando un turbante, pendientes, la cabeza girada hacia la izquierda y envuelta en una sutil tela drapeada alrededor de sus caderas:



es una expresión francesa acuñada (no estoy segura si en la época de Ingres por su afición al violín o tras la obra de Man Ray como referencia dadaista al uso de las mujeres como instrumentos u objetos de placer) que significa algo que nos apasiona. Digo casualmente porque a lo largo de estos días y sólo en los momentos en los que puedo, le voy robando al tiempo una novela gráfica titulada “Kiki de Montparnasse”, la mismísima modelo que posa en esta fotografía. Aún no la he acabado por lo que no he querido indagar en la biografía de Alice Prin, nombre real de esta musa de la bohemia, hasta que acabe la novela. Tal vez sea mejor que ciertos finales nos sorprendan, como en el cine o como en la vida misma.

Siempre me gustaron los retratos de espaldas desnudas, supongo que ahora más que un simple gusto es una pasión, y en concreto éste, el de El violín de Ingres que evoca una especie de ejecución musical como alegoría del juego amoroso, aunque desde la perspectiva de Man Ray el instrumento está claramente a disposición del solista. Cogí la novela del estante de la librería tal vez movida por mi propio violín de Ingres al que aún le faltan un par de pinceladas.

Aprovecho para recomendar la novela a quien le guste el formato y la temática de una época en la que, como bien escribió Hemingway, “París era una fiesta”.