miércoles, 27 de febrero de 2008

EL ARTE DE LA ABSENTA o el arte de la ausencia

Después del primer vaso, uno ve las cosas como le gustaría que fuesen. Después del segundo, uno ve las cosas que no existen. Finalmente, uno acaba viendo las cosas tal y como son, y eso es lo más horrible que te puede ocurrir.
Oscar Wilde


SYLNIS FAË

Depresivo, talentoso, melancólico, apasionado.

Joven pintor que vive la bohemia de Montmartre, en una lamentable situación de pobreza. Sobrevive día tras día con un par de bollos de pan y algún que otro caldo de pollo, sin olvidar la absenta, que le permite arrinconar todos sus males. Alojado en una casa en construcción en la calle “Brèche aux loups” en medio de lienzos y más lienzos inacabados, frecuenta las fiestas y los cafetines de la colina donde se encuentran todos los artistas efervescentes de ideas, así como las diferentes corrientes que agitan ese monte: académicos, realistas, neorrománticos y un nuevo movimiento orientalista al que se siente muy apegado.
Es durante el transcurso de una animada discusión con varios colegas donde encontrará a la que sería a partir de entonces su ninfa: Elisa. Se miran, se convierte en su modelo, en su amante, en su musa, por ella renunciará a la “fée verte”, su compañera hasta el momento: la absenta.
Adaptado de L'art d'être dragon de Ulric Maes.
El Hada verde es la traducción al castellano de La Fée Verte, el apodo cariñoso con el que se bautizó la absenta en el s. XIX. Este sobrenombre continuó utilizándose junto a su nombre oficial un siglo después. Pero la absenta también recibió otros apelativos; numerosos artistas aceptaron la inspiración de “Musa Verde”. Aleister Crowley, el británico ocultista, fue adorador de “La Diosa Verde”. No obstante, ningún otro apodo fue tan conocido como el original, y muchos bebedores de absenta se refieron a este licor verde simplemente como “La Fée” (el hada).
Sin embargo; el Hada Verde no es un nombre azaroso para la absenta: es el concepto metafórico de la iluminación y exploración, de la inspiración poética, de una mente más libre, de nuevas ideas, de un cambio de orden social. Para el bebedor ignorante, la absenta siempre será un símbolo de alcohol casi en estado puro, quizás con un nivel de tuyonas un tanto elevado. Para los bohemios originales del París de 1890, el hada fue recibida como un símbolo de transformación. Era la guía en una ruta de innovación artística, el símbolo de la sed -por la vida- desde Arthur Rimbaud, el primer “poeta punk” (el hada fue su fuente de inspiración) hasta su compañero Paul Verlaine (en su búsqueda por la fuga de la realidad convencional de su época hacia el santuario de lo surrealista).
La transformación siempre ha sido la esencia fundamental de El Hada Verde, ya que proporciona mundos paralelos. Durante el ritual mágico de “la louche”, la bebida primero se transforma desde su preparado concentrado, rico en alcohol y de un profundo verde esmeralda, hacia una preciosa opalescencia, en una mezcla nebulosa verdi-blanca. Esto, es, por supuesto, sólo el símbolo de las subsecuentes transformaciones que tendrán lugar dentro de la mente del bebedor. Del mismo modo que el agua fría libera el poder del aceite de ajenjo y otros ingredientes del concentrado verde, así las nuevas ideas, conceptos y nociones se liberan en la mente del bebedor, sea poeta, pintor, escultor, científico o simple mortal.

Pero ¿cuál es el elemento extravagante que induce a la absenta a convocar a La Musa?
Sólo el lector, o mejor dicho, el bebedor, podría averiguarlo por sí mismo. No hay duda, sin embargo; que durante los dos últimos siglos la absenta ha repercutido en el arte, la poesía y el mundo de las ideas, sorprendentemente originales, rebeldes y cuestionadoras de sus extremos. Era la época de Rimbaud y Verlaine, perseguidos por retar las convenciones del momento cada vez que se enfrentaban a ellas. Sus “travesuras” provocaron indignación por la Europa de entonces, pero su poesía ingeniosa –una reflexión de su búsqueda por la verdad del sentido de la vida- permanece con nosotros hasta el día de hoy.

Y EL ARTE ERA VERDE verde VeRdE

Inspiradora y liberadora, el Hada Verde fue un símbolo poderoso del avant-garde (la vanguardia) que reinó en los cafés parisinos hace ya casi dos siglos. En este sentido, el Hada fue lo que luego se convirtió en la subcultura hippie durante los años sesenta. Bajo su compañía –o bajo su influencia- los escritores y artistas de la Belle Époque se convirtieron en lúcidos comentadores o en un nuevo mundo emergente. A golpe de pincel o de pluma, experimentaron, se rebelaron, provocaron y exitosamente trastornaron las reprimidas convenciones del momento.


¡Menuda puta!- soltó por su boca George Moore, crítico de arte británico, cuando, en 1892, detuvo por vez primera sus ojos ante el cuadro de Edgar Degas titulado La absenta. La “puta” del cuadro no es el Hada Verde, sino una actriz francesa retratada bebiendo absenta en un café parisino. Se llamaba Ellen Andrée, amiga del pintor, que se muestra en el cuadro en un instante reflexivo en el café La Nouvelle-Athenes.

Tal vez no sea sorprendente el hecho de que esta obra de arte proveniente de un gusto demasiado exacerbado hacia lo nouvelle impresionara a un victoriano que acababa de cruzar el canal. Sin embargo; lo que sí es sorprendente es la intensa francofobia con la que el cuadro irrumpe en el mundo del arte londinense. En primer lugar, la obra fue abucheada en la sala de subastas Christie's. Más tarde, provocó la cólera hacia cualquier elemento de procedencia francesa: la cultura francesa (o la carencia de ella, como alguien diría alguna vez), el veneno francés (la absenta) e incluso “el mal francés” (la sífilis).

El problema de la absenta, fue, por supuesto, que era demasiado moderna para esa época. La absenta se utilizó como una especie de chivo espiatorio del momento, pero no fue la absenta por sí misma la provocadora de la histeria colectiva, sino la idea de una mujer bebiéndola. El cuadro retaba lo que era el orden natural establecido. Retaba el entendimiento convencional del lugar que ocupaba la mujer en la sociedad. Desafiaba las nociones tradicionales de decencia, moralidad y propiedad: el disfrute de una bebida en un café público no era aparentemente un lugar apropiado para una señora "decente". Y tuvieron que transcurrir muchos años para que el retrato de Degas se convirtiera en una verdadera obra de arte.

La cólera que desató La absenta de Degas en Inglaterra fue tan sólo la expresión de un miedo preexistente de la decadencia que también llegaría en breve a las orillas de las Islas Británicas. Dos años antes, Marie Corelli, autora de Ajenjo; el drama de París, escribió:
La morbosidad de la mente francesa moderna es famosa y universalmente admitida… su abierto ateísmo, su crueldad, su alucinación y la flagrante inmoralidad de todas las escuelas francesas de pensamiento es completamente incuestionable.
Picasso "Ángel Fernández de Soto" (más conocido como "El bebedor de absenta"). Matiz de color: aquí el arte era más que verde: azuuuuuuuuuuuuul.

Corelli también advirtió:
"Se debe recordar, puesto que recientemente cada vez más cafés y restaurantes franceses están inundando la ciudad de Londres, que la absenta se obtiene siempre a bajo precio – los hábitos franceses, la moda francesa, los libros franceses, los cuadros franceses, son particularmente favorecidos por los ingleses, y ¿quién puede predecir que esa droga francesa que consumen los franceses no se convierta en una moda en Gran Bretaña?".

Picasso (para saber más: aquí).


Mientras que en París, el Hada Verde ha sido una invitada bienvenida del café Nouvelle-Athenes, el lugar en el que Degas representa “La absenta”, Sarah Bernard bebió allí, como lo hicieron Van Gogh, Lautrec, Gauguin, Manet, Monet y otros famosos y no tan famosos bohemios. Bajo los efectos de uno o varios vasos de absenta, pintaron y escribieron, discutieron y compartieron ideas o simplemente cantaron y leyeron poesía.

Como una criatura metafórica encerrada en una botella de absenta, el hada verde continuó ganando reputación como musa de artistas en todo el continente.

Fuera de la botella: El hada verde ayuda a trabajar, liberando la mente del poeta. La pose de alucinación del poeta y la brumosa aparición verde simbolizan los efectos de la absenta. Albert Maignan, "La Musa Verde", 1895.

Su fin abrupto llegó en la segunda década del s. XX cuando los belgas, después los suizos y finalmente los franceses prohibieron la absenta. En esa época, el hada verde había impulsado a una generación de artistas hacia la producción de innumerables trabajos dedicados, o inspirados, bajo los curiosos efectos de una criatura con alas verdes.


Manuscrito original de Aleister Crowley del poema "La leyenda de la absenta" (titulado aquí como "L'absinthe") publicado en The International (Nueva York, octubre 1917) bajo el seudónimo Jeanne La Goulue (famosa bailarina del Moulin Rouge retratada por Toulouse Lautrec). Este mismo poema fue citado por Crowley en su ensayo posterior "Absenta. La Diosa Verde".


Las líneas que abren el poema "La absenta", por la misma mano del autor muestra su típica y fálica A mayúscula en la palabra Apollon.

martes, 26 de febrero de 2008

HOY APRENDÍ QUE...

La vida cotidiana es pura sorpresa disfrazada de rutina.



A lo que Antonio me respondió con un Martirio de las horas que nos taladran las manos con su lluvia de segundos.

martes, 19 de febrero de 2008

ACHTUNG! MUJER Y LIBRO ¿PELIGRO?

“La palabra empfindsam, propuesta en 1768 por el crítico y dramaturgo Gotthold Ephraim Lessing como equivalente alemán del calificativo inglés sentimental, se convirtió rápidamente en una palabra clave en la esfera lingüística alemana para descubrir el nuevo tipo de vida emocional que cultivaba la sociedad burguesa. A la lectura le correspondió un lugar central en el fomento de la sensibilidad del individuo: leer significaba ahora identificarse con las emociones que otro había confiado al papel y, al mismo tiempo, explorar y ampliar el horizonte del propio potencial emocional”.

Este párrafo pertenece a “Horas de éxtasis”, uno de los capítulos de Las mujeres, que leen, son peligrosas de Stefan Bollmann (y he de puntualizar que el uso estratégico de la coma tras la palabra “mujeres”, no sé, me resulta interesante. Realmente ¿debería ir ahí?). Me regalaron este libro las pasadas navidades y acabo de terminarlo y ya que ciertas cosas me derivan, sin más remedio, a otras, pues aquí queda esta entrada.

Nunca me han gustado las catalogaciones de cosas de hombre vs cosas de mujer, aparte de lo que a indumentaria y accesorios diversos le confiero -no tantos- y en estos tiempos, menos aún. Lo que llaman literatura femenina, en cierta manera y en casi todas, me crispa, y no lo puedo evitar, pues nunca oí hablar de una literatura masculina, que por no haber escuchado no dudo que exista, sin embargo no puedo tampoco rechazar la evidencia histórico-literaria de tantísimos hechos y es por esto. Laura Freixas en el prólogo al libro Madres e hijas cita:

“Ese es el verdadero problema para poder reconocer la existencia de una literatura femenina: la idea implícita, pero muy generalizada, de que la literatura escrita o leída por mujeres es (como todo lo femenino) de segunda categoría. Literatura femenina sería pues equivalente de subliteratura: una prolongación, ligeramente más culta, de las fotonovelas, los culebrones y las revistas de modas. Es lo que ha ocurrido con la palabra 'poetisa': está tan cargada de connotaciones peyorativas (véase por ejemplo el personaje de Aina Cohen, cursi, aduladora, solterona y lesbiana reprimida, en Mort de dama de Llorenç Villalonga), que las mujeres que escriben poesía optan hoy, unánimemente, por llamarse a sí mismas poetas [...] Hacemos el juego a los que piensan, como aquel crítico de arte, que 'cuando las pintoras pintan bien, ya no son pintoras, son pintores' [...]”.

Pero vayamos al libro, que me pierdo entre feminismos. Me ha gustado, casi más por la selección de imágenes que por el texto, que se me queda más que corto. Mientras, me concentro en una de ellas "Mujer leyendo". Absorta por el mundo de la lectura...
Peter Janssens Elinga "Mujer leyendo", 1668/1670

La obra, tal y como Bollmann señala, puede traducirse como algo diferente. El contexto histórico y también la clave de lo que está leyendo, (si nos acercamos al cuadro podremos leer las páginas. Een schoone historie van den Ridder Malegys, die het vervaarlyk paard Ros beyaard wan: en die veel wonderlyke en avontuerlyke dingen bedreef. Es un romance de caballerías en holandés medieval sobre un personaje llamado Malegys que realizó innumerables y maravillosas proezas, (traducción en prosa del romance épico francés del s.XIII Los cuatro hijos de Aymón). Esta lectura puede entenderse como algo inapropiado para una criada, que está perdiendo el tiempo dándole alas a su fantasía en vez de estar trabajando. Sin embargo, estos dos puntos de vista son los dos lados de la misma moneda.

En un artículo de James Conlon titulado Men Reading Women Reading: Interpreting Images of Women Readers, el autor explica que cualquier mujer leyendo transmite cierta amenaza a la cultura patriarcal. El libro le quita el hecho de ser dominada por un mundo de hombres y la coloca en su mundo textual donde el placer y la sabiduría están, literalmente, en sus propias manos. Por tanto, el pintor controla el lado femenino que retrata. El retrato de Elinga también podría interpretarse de esta manera: la mujer sentada de espaldas hacia nosotros: inconsciente de nosotros, del pintor, simplemente leyendo. Además, insinuando su pereza (los zapatos tirados, la fruta…) el pintor controla el deseo de la mujer imponiendo un juicio moral en ello. Si esto es así, entonces, esa lectura femenina le confiere poder y ¿es eso precisamente lo que causa la necesidad de control?

Otro artículo de Stephan Schindler Fantasías masculinas de mujeres leyendo en la Alemania del s. XVIII cuenta que el simple hecho de ver a una mujer leyendo era percibido históricamente como una amenaza hacia el patriarcado. El autor describe cómo en el s. XVIII, tanto críticos literarios, filósofos, pedagogos y médicos estaban obsesionados con controlar la lectura femenina. El motivo principal de tal obsesión era que la lectura femenina provenía de su naturaleza sexual. Schindler, en Hannoverisches Magazin (1789) ilustra cómo el divertimento de la mujer a través de un texto era tan temido como un divertimento sexual real. A través de su imaginación la mujer crea una imagen con la que se acuesta por las noches y se levanta por las mañanas. Y ¿no es esta imagen tan altamente peligrosa como la de un amante secreto?

Su artículo muestra cómo toda clase de profesionales buscaron darle una patología a esa manía femenina de leer (Lesewut or Lesesucht en alemán), con el fin de curar a estas mujeres y eliminar de una vez por todas la amenaza de ese deseo femenino. Un retrato de Pierre-Antoine Baudouin (1760) "Frauen die Lesen" muestra a una mujer que sufre de tal Lesesucht: ha entrado en éxtasis mientras leía una novela. Boll incluso sugiere que la otra mano, la que no se ve, se encuentra bajo la falda, cosa que yo no aprecio pero de ser así ¿qué?

Pierre-Antoine Baudouin "La lectura". 1760

martes, 12 de febrero de 2008

COSAS DE MUJERES

Lo sé, llego tarde, al menos unos cientos de años y unos kilómetros al oeste, pero no hace mucho que lo descubrí, aunque también he de decir en mi defensa que tan sólo hace unos diez que lo descubrió el resto del mundo.

Unos cientos de años atrás, más de mil, un grupo de mujeres rurales crearon unos bellos textos en la provincia china de Hunan que se fueron recreando a lo largo de todo el pasado y éste, nuestro tiempo. Estoy hablando del NUSHU, uno de los lenguajes más interesantes y menos conocidos del planeta. Las palabras nu shu significan literalmente escritos de mujer. Tal y como su nombre indica, el nushu es un sistema creado y utilizado por mujeres en una parte remota de China, exclusivamente en forma escrita, sin componente oral. La cultura tradicional de este país, que podríamos denominar “machocéntrica” (como tantas muchas otras), prohibía que las mujeres recibieran una educación “formal”, de modo que el nushu se creó y desarrolló en secreto durante cientos de años en el condado de Jiangyong.

Hace apenas unos días leí en “El semanal” que el 23 de septiembre de 2004 muere a los 98 años Yang Huanyi, la última persona del planeta que escribía en nushu, pero en otras fuentes actuales he encontrado que aún existen unas pocas mujeres que saben leer y escribir en esta lengua. Sin embargo, es obvio que se trata de una lengua en extinción. Hasta el momento no ha habido ningún programa oficial para mantener y conservar esta increíble herencia cultural puesto que habría sido una vergüenza mostrar la situación de opresión que han vivido las mujeres en China a lo largo de todos estos años (como si no se supiera).

Uno de los documentos recuperados dice: "Los hombres se atreven a salir de casa para enfrentarse al mundo exterior, pero las mujeres no son menos valientes al crear un lenguaje que ellos no pueden entender".

Otro señala: “Hoy nosotras no queremos inventar un lenguaje secreto para las mujeres, pero nos damos cuenta de que tenemos que crear un lenguaje que nos incluya, que pueda explicar nuestra realidad, con el que nos sintamos cómodas. El lenguaje neutro-universal-masculino no nos sirve. ¿Por qué a veces, en determinados espacios (sobre todo mixtos) no logramos establecer comunicación con alguna mujer o mujeres que nos interesan? ¿Por qué no siempre encontramos correspondencia entre nuestro yo, las palabras que usamos y las cosas que decimos? Tal vez es porque nadie nos ha enseñado nunca unos códigos comunes para decirnos y para escucharnos desde nuestros cuerpos sexuados. Por ejemplo ¿cómo expresamos con palabras nuestra diferente vivencia del tiempo? Muchas mujeres utilizamos tiempo y energía en cuidar a otras personas, en escuchar, en compartir sentimientos, en el ámbito doméstico. Para nosotras es importante, queremos que se valore, se extienda, que sea público y político pero ¿sabemos expresarlo en una asamblea, reunión, grupo de trabajo?
Para poder hacerlo necesitamos sexualizar nuestras formas de pensar, de vivir y de comunicarnos; significar nuestra diferencia sexual y convertirla en materia política, porque la diferencia enriquece, no tiene nada que ver con la desigualdad y desde ella podemos concretar nuestra visión del mundo sin seguir falsos caminos neutros. No es una tarea fácil, porque el patriarcado ha vuelto mudas muchas de las formas de comunicación entre mujeres, haciéndonos olvidar, por ejemplo, la importancia que tiene el hecho evidente de haber nacido mujer".
(Y en este punto se me ocurre pensar que si yo hubiera nacido en China y hubiera aprendido nushu, la de cosas que habría escrito, mucho menos sutiles que éstas, por supuesto).

La extinción del nushu es apenas una pequeña parte de una tragedia mayor: la mitad de las lenguas que son habladas hoy se habrán extinguido a finales del siglo XXI; pues cada dos semanas muere una lengua en el mundo.

Algunos caracteres del nushu están copiados del chino, pero otros son de completa invención. El estilo es mucho más cursivo y más delgado que el chino, que tiende a ser de forma más cuadrada.

Dejo aquí un enlace genial World of Nushu donde podéis encontrar, si os interesa, absolutamente todo lo que se sabe hasta el momento sobre esta lengua, que no es todo.

sábado, 2 de febrero de 2008

AMORES SINTÁCTICOS


(I)

No me analices,
que después te predicaré.

Ahora eres mi sujeto,
y yo tu verbo copulativo.
Yo te atribuyo una relación de equivalencia
de igual a igual, en virtud de tu nombre con el mío.
Porque ser, estar o parecer ya no son nada.

Porque vengo a ser
poco más que una perífrasis
con aspecto ingresivo,
y al fundirnos en el ser de nuestros nombres
sólo un pronombre reflexivo.
Y yo quiero ser recíproco.

Junto a ti,
adyacente recostado,
fui callado como adjetivo
y acaso complemento de tu nombre:
me sustentas como apuesto sustantivo
y subordino que yo quiero ser tu hombre,
ser infinitivo, participio y, amando, la costumbre
como forma impersonal de dar cariño.

Tú eres mi causa y consecuencia,
condición de toda circunstancia.
Tiempo, lugar y modo…
nada existe en la periferia
de esta oración que te argumenta
incrustado en un porqué interrogativo.

¡Ah, compleméntame!
Seré tu complemento directo, bandido,
en la red de tu horizonte sintáctico-semántico,
arrastrado como un pez comparativo.

(II)

No me sustituyas por lo neutro;
antes soy tu adjunto, aditamento,
suplemento enfebrecido y locativo
por la gracia de un sujeto concordado
en tu número y persona, ya te digo
que me riges toda clase de quimeras,
necesario si me ves predicativo.

Quisiera ocultarme en tus palabras,
cumplir todos tus huecos funcionales
sin dejar cuantificados muchos mimos
-¿no me ves sujeto agente y no pasivo?-
y amarte activamente en voz activo,
y a la vez tan paciente y tan sumiso…

Yo sé bien que me quieres transitivo.

Hacia ti, a golpe de pronombre anaforado,
a volverme como enclítico en tus labios
voy, y vengo, y entro y salgo
coordinados estos cuerpos en un lío
para hacer esta frase bien compuesta.

Yo te quiero
y tú eres mi objeto directo,
sujeto mío.

Antonio Sánchez-Carrasco

(Amigo, lingüista, poeta, sabio, profesor, letrista... casi que por este orden).