I
Ayer fue tarde, toda la tarde,
Te esperaba no venías, harta no venías,
Tú andabas haciendo doler las cosas,
Tú vendrías al huerto y hace tanto huerto que te espero.
II
La tarde se hizo noche, no me acuerdo dónde,
Y tuve miedo de andar toda tu ausencia sola,
Y fue la tarde de volver al olvido
Y fue la hora de desandar tu cariño
Y me hice noche en el huerto
Y de entonces que ando noche tu recuerdo.
III
Puedo decir febrero ahora,
Puedo mirar el infierno ahora,
Puedo pensar tu nombre ahora
Y todo apenas me pone un temblor en las entrañas
Como ves con el tiempo todo cambia…
Me llamo Silvia, o tal vez María, creo que eso poco importa. El viento pasa, me roza, me toca, me mueve y me hace olvidar lo que una vez supe, me despeina y lo arranca todo, mis sueños, mis recuerdos... Soñaba con un árbol, y ese árbol era mi vida. Una rama era el hombre con el que una vez me casaría y las hojas... mis hijos. Otra rama mi futuro como escritora y cada hoja un poema. La última rama una triunfante carrera académica, pero mientras intentaba elegir las hojas, empezaban a secarse y el viento las alejaba tanto que... las ramas del árbol se quedaron sin hojas.
De las páginas de mi cuaderno en las que alguna vez anoté todo esto, no recuerdo la fuente, sólo recuerdo a Plath. En cualquier caso para Toñi, que nunca más se despeinará con el viento ni verá caer las hojas, como lo hará el otoño, año tras año tras año tras año tras año...